Obejo – Córdoba
El tren paró en la ciudad de Córdoba y de pronto comenzaron los gritos. Desde el andén policías militares nos gritaban que bajáramos a toda prisa. Los policías militares eran escogidos. Policía militar no podía ser cualquiera. Tenían que ser fuertes y altos, lo que ya indicaba que mi destino sería cualquiera menos ese. Sus uniformes caquis, con sus trinchas, sus cabos blancos con las iniciales P.M. con su cinta por la barbilla les daban la misma personalidad y entidad…