Caso Conil OVNI – Novela El andaluz que viajó a las estrellas
Vivo en la provincia de Cádiz, en Jerez de la Frontera, muy cerca del mar. Soy astrónomo aficionado desde pequeño porque me crie en el campo. El ver las estrellas por la noche, era algo habitual, que despertó mi interés por el firmamento.
Conozco bien las constelaciones, las estrellas, los caminos del cielo. Siempre he tenido curiosidad por lo que sucede sobre nuestras cabezas. Por eso, tengo la costumbre de mirar al cielo cuando salgo a la calle. Lo hago instintivamente, aunque ahora las luces de la ciudad me impiden ver las estrellas.
También me he interesado por el tema OVNI, pero con el tiempo he ido haciéndome más escéptico. Me cuesta creer que a mis 56 años, cuando escribo esto, todavía yo no haya podido ver nada que se califique como OVNI, entendiéndolo no solo como un objeto volador no identificado, sino como una nave espacial de origen extraterrestre.
Me resulta curioso porque ¿quién con más posibilidades que yo que continuamente estoy mirando hacia arriba para ver algo extraño?
Lo más seguro que ocurra es que, sí, he visto muchas cosas en el cielo, pero por mi formación y por conocimiento, he podido determinar qué era. Focos de coches alumbrando las nubes bajas, ráfagas de los faros cercanos a la costa, aviones de frente que aterrizan en los aeropuertos cercanos de Jerez o Rota, barcos en el mar, globos meteorológicos, satélites artificiales, la misma Estación Espacial Internacional, etc.… hay muchos objetos en el aire que las personas no habituadas en estos temas pueden no identificar y convertirlas en el acto, en un OVNI.
En la provincia de Cádiz ha sido muy común el avistamiento de OVNIS, aunque ahora, en 2022, son muy poco frecuentes. También es curioso que en estos momentos en que todo el mundo lleva una cámara de fotografías y vídeo en su teléfono móvil, no aparezca nada y no se pueden grabar pruebas evidentes. Pero como digo, desde antes de la aparición de los teléfonos con cámara, en mi provincia ha habido muchos avistamientos OVNIS. Es lo que se conoce como una zona caliente.
El caso más sonado fue el que se produjo en el precioso pueblo costero de Conil de la Frontera. En circunstancias normales puede estar a unos 40 minutos en mi coche. 60 kilómetros en total. Es un pueblo que conozco. Suelo ir a sus playas, concretamente a las Calas de Roche, un pequeño trocito de paraíso en la tierra que tengo la suerte de disponer cerca.
La playa principal de Conil es la de Los Bateles. Está justo delante del pueblo. Una playa muy extensa, que llama la atención por lo lejana que se encuentra su orilla del casco urbano del pueblo. Tiene su explicación. El terremoto de Lisboa de 1755 provocó un tsunami que arrasó las costas de Huelva y Cádiz. Concretamente, se llevó por delante al pueblo de Conil, que fue reconstruido más atrás de nuevo, evitando así los futuros alcances de las olas.
Esto convierte a la playa de los Bateles en una playa muy espaciosa. Muy concurrida en verano, por su comodidad para estar lejos de otras personas sin aglomeraciones. Mucho mejor ahora en estos tiempos de pandemia por COVID—19.
En dicha playa, el 29 de septiembre de 1989, día de los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, a las nueve de la noche, en la playa se encontraba un grupo de jóvenes, entre chicos y
chicas, y vieron algo que se puede decir que es el caso OVNI más importante de España. Días antes llevaban observando luces sobre el mar y sobre el cercano Cabo de Roche, precisamente uno de los sitios que más visito yo para ir a la playa. Pero aquel día 29, esas luces se movieron de manera extraña y de pronto aparecieron en la playa dos seres extraños, con unas vestiduras blancas, tipo túnica, con una altura de unos dos metros. Los jóvenes los observaron sin que ellos se percataran. Los seres se pasaron entre ellos lo que les pareció una pelota de tenis luminosa unas seis veces. Se tendieron en un hueco que hicieron en la arena y de pronto se levantaron. Pero ya no eran dos seres extraños, era un hombre, de apariencia alemana o nórdica y una mujer morena. Vestía el primero un pantalón vaquero y ella una falda. Ambos con camisa. Después de levantarse, de dirigieron al pueblo y se perdieron por sus calles.
Momentos después, descubrieron otro ser distinto sobre el mar. Este de tres metros de altura, con una cabeza enorme en forma de pera invertida y unos ojos negros, que también se perdió en el mar.
Esto es someramente lo que ocurrió y que podéis buscar en internet, donde se explica con todo detalle que es lo que ocurrió. El periodista Juan José Benítez, conocido por su investigación del fenómeno OVNI y por su serie de libros de Caballo de Troya, investigó el caso, que está publicado en su libro ‘La Quinta Columna’. En su web podéis buscar también información sobre el caso.
Yo, como he dicho, soy escéptico en el tema de los ovnis. No he visto ninguno, pero tampoco puedo decir categóricamente que no existen. Me sitúo en modo gallego como con las meigas. No creo en ellas, pero existir, existen.
Creo que hay mucho fraude en el tema de los OVNIS, pero este caso me resulta extremadamente raro para ser un fraude por lo elaborado que está. No es un avistamiento normal. Y no creo que unos jóvenes se inventaran todo esto. Yo tengo claro, que algo vieron. Pero no sé el qué.
Luego, vino la polémica. Se dijo por parte de otros investigadores del tema OVNI, que lo que los chicos vieron fue un barco de telecomunicaciones que estaba tirando un cable submarino telefónico y que los seres que los chicos vieron eran buzos.
Hasta aquí llego. Ni creo ni dejo de creer. Soy escéptico, aunque insisto, algo tuvo que pasar.
Y ya que las pruebas científicas no me pueden asegurar lo que pasó, mi mente de escritor ha dejado volar la imaginación y ha inventado una historia que, basada en este hecho acaecido en mi tierra, se convierte en una novela de ciencia ficción de lo que ojalá fuera cierto. Algo que sólo está en mi imaginación. Una novela de ciencia ficción con una historia de amor de por medio, porque si no amor, no hay vida.
Es mi particular homenaje a todo el fenómeno OVNI, que reconozcámoslo, acercó a muchas personas desde la ‘zona oscura’ del misterio, a la Ciencia, en particular, a la astronomía.
Mis gracias sinceras a esos chicos gaditanos, que no conozco en persona porque no logro encontrarles, entre otras cosas porque no sé si quieren que les encuentre alguien, por contar esta historia, que aun no sabiendo que sucedió en realidad ni qué era aquello, es absolutamente fantástica. Y yo les creo.
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